En un rincón mágico y lleno de colores bajo el radiante arcoíris, vivía un pequeño ratoncito de género fluido llamado Coco. Con su suave pelaje de tonos rosados y orejas redondeadas, Coco era una verdadera maravilla visual. Sus gafas redondas y su pelo rizado en tonos aún más claros le daban un aire encantador y único. Sin embargo, lo que realmente destacaba en Coco era su talento como artista digital.